Introducción

Este proyecto de cría de Mauremys anamensis se está llevando a cabo en las instalaciones de la Fundación Zoológico de Santillana del Mar en colaboración con la Sociedad Herpetológica Valenciana (SO.HE.VA).
Dado el escaso número de ejemplares en libertad de esta especie, su cría en cautividad ha de ser prioritaria. Si tienes algún ejemplar y quieres participar con este proyecto, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.

domingo, 1 de noviembre de 2015

Las Tortugas Resucitadas (El Diario Montañes)

Publicado originalmente en el blog del Diario Montañes: Vida de estos animales, de Teresa Cobo




TERESA COBO | 25-05-2013 | 18:47


Una de las tres tortugas de Annam del Zoo se lanza a la charca del acuaterrario. T. C.


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El Zoo de Santillana acoge un valioso grupo de cría de galápagos asiáticos a los que se consideró extinguidos durante décadas 

A la tortuga de Annam se la dio por extinguida en la naturaleza durante 65 años, hasta que en 2006 se descubrió un reducto de la especie en la provincia de Quang Nam, en el centro de Vietnam. Tales han sido los estragos causados por el hombre a estos galápagos en el país asiático del que son endémicos que es más fácil encontrarlos en mercados que en la vida salvaje. Más exótico que el propio animal es el hecho de que el Seprona de la Guardia Civil se incautara en diciembre de 2011 de una pareja de ejemplares que iban a ser enviados de forma ilegal desde Valencia hasta Hong Kong. En febrero de 2012, el biólogo cántabro Juan Gómez de Berrazueta localizó otro de estos reptiles en Bilbao, por Internet. Los tres han sido reunidos en el Zoo de Santillana del Mar para crear un valioso grupo reproductor. 

Las tres tortugas de Annam alojadas en el Zoo de Santillana no están emparentadas con ninguno de los grupos de cría existentes en la actualidad, por lo que tienen gran importancia para garantizar la variabilidad genética de la especie en cautividad. La reproducción es de gran relevancia por tratarse de uno de los 25 quelonios (reptiles con cuatro patas cortas y caparazón) más amenazados del mundo. Si hasta ahora figuraba en el anexo II de CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres), va a ser incluida de forma inmediata en el anexo I, lo que implica el máximo nivel de protección. 

Este galápago vietnamita puede llegar a medir hasta 18 centímetros. Entre sus singularidades, Gómez de Berrazueta destaca que las hembras cogen agua con la cloaca, llenan la vejiga y la descargan en la tierra para humedecer la zona en la que van a depositar los huevos. Las tortugas de Annam, igual que otras, son consideradas un manjar en Vietnam y en China y se utilizan en farmacia y en medicina tradicional. Además, son demandadas por coleccionistas en el mercado ilegal, aunque pueden comprarse por alrededor de 150 euros en ferias especializadas. Todos esos usos han contribuido a diezmar una especie en cuya conservación colaboran los centros que mantienen programas de cría en cautividad. 

Un macho y la hembra del grupo del Zoo de Santillana. T. C. 


Un lugar tranquilo 

Los dos ejemplares de Valencia y el de Bilbao conviven desde hace días en el acuaterrario que ha preparado para ellos el Zoo de Santillana, con charca, hojarasca y dos puntos de calor sobre sustratos acondicionados para la puesta de huevos. Ha sido necesario “un año de papeleo” para tener a estos animales juntos y en lugar apropiado, según explica Gómez de Berrazueta. Desde la oficina de correos de Quart de Poblet donde se las detectó empaquetadas, los dos primeras tortugas fueron llevadas al Bioparc de Valencia, parque especializado en fauna africana que no pudo hacerse cargo de los galápagos asiáticos, por lo que “los trasladaron a la perrera municipal de esa ciudad, donde permanecieron un año”, informa el biólogo. 

El tercer quelonio pertenecía a un particular de Bilbao que decidió ponerlo a la venta por Internet después de doce años, aunque desconocía que se trataba de una tortuga de Annam y la ofrecía como tortuga de caja del sureste asiático. Gómez de Berrazueta, que es un gran aficionado a estos animales y posee tortugas de dieciséis tipos diferentes, reconoció la especie y decidió comprar el galápago. Obtuvo antes el permiso del Servicio Oficial de Inspección, Vigilancia y Regulación de las Exportaciones (Soivre) de Bilbao, pero sólo para tenencia y no para cría, por tratarse de un particular y por no existir una documentación oficial que determine el origen de este ejemplar. 

Gómez de Berrazueta es miembro de la Sociedad Herpetológica Valenciana (Soheva) y, cuando se enteró de la existencia de la pareja de tortugas de Annam decomisadas, su primera intención fue enviar la suya a Valencia para que formaran un grupo de cría, pero le informaron de que se encontraban en el depósito municipal y no en el Bioparc. El biólogo cántabro y la Soheva decidieron entonces proceder al revés y solicitar el envío de la pareja de Valencia a Cantabria. El Soivre de Valencia autorizaba la cesión de los animales intervenidos a un parque zoológico, pero no a un particular. Gómez de Berrazueta pidió entonces la colaboración del Zoo de Santillana, que accedió a instalar un acuaterrario en su edificio de reptiles para formar el grupo de cría. 

Ella resultó ser él 

El sexo de la tortuga adquirida en Bilbao ha sido toda una sorpresa, ya que se daba por seguro que era una hembra y ha resultado ser macho. El error estaba justificado, ya que ellos tienen la parte inferior de la coraza cóncava, para adaptarse al caparazón de ellas cuando han de cubrirlas, pero el galápago de Juan tiene el peto tan plano como una hembra, y, sin embargo, es un macho. Prueba de ello es que está dotado de pene. En el grupo de Santillana hay, por tanto, una sola hembra, a la que se sigue muy de cerca para ver si pone huevos. 

Las tortugas expulsan sus huevos, los entierran y se desentienden del nido. Si la hembra del Zoo hace su puesta, los tres o cuatro huevos resultantes serán recogidos y llevados a una incubadora, donde permanecerán a una temperatura de entre 28 y 29 grados centígrados. El proceso de incubación dura alrededor de cien días y, en el caso de la tortuga de Annam, es peculiar, ya que, pasado un mes, hay que interrumpir el ciclo de calor y tener fuera los huevos entre una y dos semanas antes de devolverlos a la incubadora. La necesidad de realizar esa pausa de enfriamiento se descubrió por casualidad, cuando a un criador se le estropeó una de las incubadoras durante unos días y fueron los huevos de esa cámara los que prosperaron y dieron mayor número de crías, según refiere Gómez de Berrazueta. 


A la izquierda, el macho que parece una hembra y, a la derecha, el otro macho, con el habitual peto cóncavo. T. C. 


La imborrable sonrisa 

Conseguir que críen, que no es nada fácil, es una de las mayores satisfacciones para los aficionados a las tortugas. Además del valor que tienen en sí mismas las de Annam por su escasez, la tortuga es un animal que “resulta gracioso, tierno. Es agradable verlas. Algunas tienen una cara que parece que están siempre riéndose”, afirma Gómez de Berrazueta. El biólogo desmiente la ilusión de esos propietarios que dicen: “Mi tortuga me conoce”. En realidad, “saben que alguien grande que va por allí les da de comer, y es verdad que algunas se pueden amansar y se dejan rascar el cuello, pero no reconocen a la persona”. Qué le vamos a hacer. 

El Zoo de Santillana, que tiene una contrastada experiencia en la crianza de otras especies en incubadoras, ha acogido con ilusión el proyecto de reproducción de la amenazada tortuga de Annam. El proceso será supervisado por la Soheva, a la que representa Gómez de Berrazueta, en colaboración con el programa de cría de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) y con la Coalición para la Supervivencia de las Tortugas (TSA).

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